viernes, 17 de febrero de 2012

PANCHO y su máquina de Hacer Cuentos.

Es una aplicación que permite crear historias con un máximo de 6 escenas, elegir los personajes y añadir texto. El resultado es un cuento para leer online (Fuente: blog de Ana María Bravo .Edu.Tec ).

http://portal.perueduca.edu.pe/modulos/m_pancho/

EL LIBRO DE LOS CUENTOS DEL MUNDO

                                                                  Julián de la Risa.


Julián era un niño diferente. Nunca reía. Vivía en su habitación y se negaba a salir de ella. Tenía un montón de libros y juguetes que llenaban los armarios…pero no se interesaba por nada.
Papá y mamá estaban muy preocupados, los médicos no sabían explicarles que le ocurría a Julián… Un día compraron un pequeño canario y lo dejaron en una jaula arrimada a la ventana de Julián para ver que sucedía. Por primera vez, el niño parecía interesarse por algo…pasaba horas enteras mirando al animal. En silencio, seguía todos los movimientos del pájaro en la jaula.
Pero el tiempo fue pasando y un día el canario enfermó. Desde una esquina de su jaula, apenas movía un ala o una pata. Julián también permanecía inmóvil por horas, .como si esa extraña enfermedad estuviese acabando con ambos. Fue entonces cuando la tía Aurora llegó de muy lejos.
Papá y mamá la llamaron: ella no era doctora, ni enfermera ni nada de eso pero era una persona muy especial: tenía un gran amor por los niños, los animales y las plantas. Algunos hasta decían que ella conocía el idioma secreto de la naturaleza.
La tía Aurora tomó al sobrino de la mano y sin más equipaje que la jaula, fue con él al campo a un lugar maravilloso con verde por todas partes. Y mucho sol. Y cielo. Y un tranquilo arroyo que corría entre flores y piedras. Primero ayudó al pequeño a deshacerse de sus ropas: zapatos, medias, camisas salieron volando con el viento.
Luego, abrió la jaula y depositó al canario casi yerto sobre la hierba: el sol lo fue calentando de a poquito, hasta que pudo incorporarse, después andar…saltar…¡volar!. Lo hizo primero en círculos pequeños, después por encima del arroyo hasta hacer un giro, como de despedida alrededor del hombro de su amigo…¡y cantó!
Julián nunca había oído algo así. Los sonidos para él habían sido siempre distantes o confusos. Pero éste era tan claro, tan puro, tan profundo, tan cercano a él…¡cielos! Dentro de si también oyó algo: un toc-toc que lo hizo estremecer. Primero, corrió del susto. Y después del puro gusto al percibir que cuando corría todo sonaba a su paso: las ramas de las plantas crujían, el viento silbaba, el agua también cantaba y hasta le hacía cosquillas en la piel…
Todo su cuerpo sonaba a un ritmo muy extraño que le crecía de dentro y hacía sacudir sus brazos, sus hombros, su pecho…ese sonido subía hasta el cuello y le obligaba a abrir la boca para escapar hacia fuera…¡Si!…era su propia risa la que estaba oyendo…y era tan clara, tan pura, tan profunda que todo el arroyo, las piedras, las plantas, las aves, el cielo y la misma tía Aurora, felices, rieron con él.
Susana A. Aguilar




http://www.waece.org/cuentos/index.html

viernes, 9 de diciembre de 2011

Dibujos de cuentos para pintar.

                                                      



http://www.google.es/search?q=dibujos+de+cuentos&hl=es&rlz=1R2ADFA_esES409&prmd=imvns&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=pALiTrfJAfLQ4QSAosGZBQ&sqi=2&ved=0CDEQsAQ&biw=1280&bih=560

EL HADA DEL BOSQUE. Cuentos cortos.

Érase una vez una niña llamada Ana, a la que le gustaba mucho montar en bicicleta. Ana siempre llevaba sombrero, y vivía en una casa de campo cercana a un bosque muy verde y bonito.
Ana solía dar paseos con su bicicleta por las afueras del bosque, ya que su madre le había dicho que nunca se metiera dentro del bosque porque podría ser peligroso.
Pero un día, hacía mucho viento y el sombrero de Ana salió por los aires dirigiéndose hacia el interior del bosque. Ana pensaba que el sombrero volvería de nuevo, pero lo vio desaparecer como si el bosque se lo tragara…
Ana, muy disgustada y haciendo caso omiso de lo que le dijo su madre, se adentró en el bosque para buscar su sombrero.
Cuál fue su sorpresa cuando alguien le tocó la espalda y le dijo: “Ana, soy tu hada madrina, y siempre he vivido aquí para protegerte el día que entraras en el bosque, ya que este bosque está encantado y hay que tener mucho cuidado“.
El hada del bosque siguió hablando y le dijo a Ana: “Ahora quédate aquí, que yo voy a buscar tu sombrero“.
Ana, todavía impresionada por ver a su hada madrina, se quedó inmóvil, esperando a que el hada volviera para sacarla de nuevo del bosque.
Pero de repente, Ana empezó a oír ruidos extraños y vio como un pájaro gigantesco la agarraba por la espalda y se la llevaba. Pero su hada madrina, después de encontrar el sombrero de Ana, oyó los gritos, y salió volando en su caballo mágico en busca de Ana.
El hada del bosque echó unos polvos mágicos al malvado pájaro, y consiguió rescatar a Ana y dejarla de regreso en su casa.
Así Ana comprendió que no debía desobedecer a su madre nunca más, y como era muy inteligente pensó: “los mayores se dan cuenta de peligros que los niños no vemos“.
FIN
                                             

Ricitos de Oro y los Tres Osos. Manualidades.

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VÍDEOS. Cuentos clásicos

                                              

                                                              Las zapatillas rojas
                        



http://www.youtube.com/watch?v=9ZWzW6OtoYU&feature=relmfu